Hay distintos modelos que nos ayudan a valorar las fases de la respuesta psicológica del deportista a la lesión deportiva, y las reacciones más positivas de cara a una rápida y correcta recuperación.
Hay tres patrones básicos de comportamientos que pueden producirse en el deportista, una vez que haya tomado consciencia de la gravedad de la lesión.
El primer modelo es el de la valoración cognitiva, donde la respuesta del deportista frente a la lesión va a consistir en una serie de factores situaciones y personales, que van a influir directamente, primero en la tendencia a lesionarse, y segundo, en la eficacia de la recuperación.
Hay características de la personalidad del individuo que influyen directamente en su valoración cognitiva ( razonada y pensada ) de su lesión.
Está demostrado que las personas con alta autoestima hacen una valoración más positiva de su lesión que otras con menos confianza en sí mismas.
Esta situación positiva provoca una reacción positiva que orienta acertadamente la respuesta conductal del deportista para la correcta recuperación.
Obtendrá mejores resultados el deportista que se plantee la pregunta: ¿Cuándo voy a volver a jugar? que aquel que sólo piense: “ya no voy a volver a jugar más”
El segundo modelo a analizar es el del estrés-lesión. Los deportistas con un alto nivel de estrés, tienen pocos recursos para afrontar la traumática situación. Esta exageración dramática posibilita una disfunción atencional y una respuesta psicológica inadecuada.
Además, el estrés de estos deportistas puede ser también la causa de la aparición de la lesión al aumentar la tensión muscular. Tanto la aparición de la lesión como su rehabilitación en el tiempo indicado dependerán de factores externos como las tensiones diarias familiares, el historial de lesiones anteriores o los factores de la personalidad. Estos factores de la personalidad son el positivismo, la fortaleza mental, la motivación, la capacidad de autocontrol y la coherencia.
Los recursos del deportista para afrontar el trámite de inactividad dependerán del apoyo familiar y social, la cultura deportiva, la información correcta y adecuada, la capacidad económica y el acceso a la medicina deportiva más idónea en cada caso.
El tercer y último ejemplo es el de la perspectiva integral de respuesta a la lesión deportiva. La propuesta consiste en considerar que el impacto y la respuesta del deportista dependerán de la interacción de los factores personales y situaciones que afectan a la valoración del deportista acerca de su lesión. Esto condicionará su respuesta emocional y su conducta frente a la lesión.
La mejor recuperación no dependerá pues de la posibilidad de acceder a los mejores tratamientos médicos o la maquinaría más avanzada sino de poder tener una capacidad psicológica adecuada basada en la positividad y la constancia que permita acortar los plazos de recuperación. Además, una serie de factores exógenos como el apoyo social y familiar serán determinantes. Si estos tres tipos de factores actúan de forma conjunta, interactuarán reforzándose unos a otros, para que la rehabilitación sea óptima.