La psicologia de las lesiones deportivas es un campo todavía muy inexplorado, y aunque existen numerosas investigaciones y estudios científicos, queda todavía mucho camino por recorrer. He aquí una pequeña introducción.
Está comprobado que las consecuencias y los desencadenantes de las lesiones deportivas no son sólo físicas, también presentan problemas y alteraciones de tipo psicológico, donde el cerebro adquiere un papel predominante.
Al lesionarnos, una de las primeras y más naturales reacciones es la angustia, cuando el atleta es consciente de la lesión, entra en un estado de shock producido por la rabia, la desesperación, el sentimiento de culpabilidad y de impotencia generadas por el accidente que le mantendrá parado durante un tiempo indeterminado.
La Negación: es cuando el sujeto utiliza esta respuesta que representa sus dudas y la imposibilidad para aceptar la lesión que se ha producido. Es una tendencia a quitarle importancia a la lesión y negar el alcance de la misma. Este comportamiento posibilitará a corto plazo que el atleta controle su angustia. No obstante, esta respuesta emocional puede ser contraproducente, ya que no le permite afrontar el problema con plena dedicación psicológica, posibilitando una recuperación más tardía.
El enfrentamiento es la reacción más provechosa de las tres ya que representa la confirmación por parte del atleta de la aceptación de la gravedad de la lesión. Éste es el primer paso y el más ventajoso para afrontar con un espíritu optimista las duras fases de recuperación.
Las dos primeras respuestas son las más habituales durante las primeras fases de recuperación de la lesión, ya que con el paso del tiempo, los mecanismos psicológicos negativos y angustiosos desaparecen.
Además de estas tres reacciones básicas expuestas, el deportista también está influenciado por factores ambientales y personales que afectan a su respuesta, mejorando o empeorando con el transcurso de su recuperación.
La recuperación es distinta en un deportista que puede dedicarse a su recuperación plenamente, descansando y durmiendo bien, que otro sometido a estrés laboral y/o familiar, que ha de atender con muchas obligaciones diariamente.
Desde el día de la lesión y hasta que vuelve a la actividad deportiva, transcurre mucho tiempo, durante el cual el deportista pasa por un amplio número de personas que le ayudarán en su recuperación. La coordinación entre ellos es pues completamente esencial.
A nivel de élite deportiva, existe la figura del coordinador de recuperadores físicos, que se encarga de coordinar e informar al cuerpo técnico del desarrollo y la evolución de la lesión.
Una vez recuperado, y aunque las ganas y el ansía de volver a la actividad sean intensas, es crucial respetar los tiempos de recuperación y las fases de rehabilitación, para evitar posibles recaídas, y hacerlo de forma progresiva y controlada, para evitar el daño psicológico que supondría una recidiva en la moral y la salud mental del deportista.
