Nutrición y dolor de espalda, es un factor fundamental a tener en cuenta para prevenir y aliviar el dolor de espalda.
Los problemas viscerales son los causantes en muchas ocasiones de los dolores de espalda tan recurrentes y habituales hoy en día.
Una disfunción de algún órgano, como por ejemplo, el riñon, puede provocar una contractura muscular sostenida en el tiempo que presionará los discos intervertebrales.
En el caso concreto del riñon, si no es capaz de ejecutar su movimiento natural de ascenso y descenso, ejercerá presión sobre el psoas-ilíaco, que presionará a su vez al cuadrado lumbar, causándonos dolores de espalda de todo tipo hasta que el riñon vuelva a estar plenamente operativo.
Este exceso de tensión se transfiere desde el riñon hasta la musculatura espinal de la zona lumbar, generando una presión constante en el disco intervertebral L5-S1.
En el caso de las hernias discales L4-L5 derecha, la herniación suele producirse por una alimentación inadecuada, que causará una disfunción en el intestino delgado.
Esta pobre alimentación no sólo inflamará los discos intevertebrales sino también las articulaciones y los músculos.
Una correcta funcionalidad visceral es la que permite al órgano tener una buena movilidad fisiológica, una correcta inervación neurovegetativa y una buena vascularización
Los problemas viscerales no tienen relación con las malas posturas, el levantamiento de pesas o el exceso de carga en la espalda, y su disfunción permanece durante todo el día, sea cuál sea nuestra postura, hagamos deporte o no.
Desde nuestra columna vertebral emergen los distintos nervios que se dirigen a distintas partes del cuerpo, incluyendo las vísceras. Si una determinada víscera está bloqueada, se producirá un efecto reflejo hacia otro nervio que nazca en el mismo segmento vertebral afectado.
Todas las vísceras tienen una asociación con determinadas zonas del cuerpo, y generarán dolor en la zona que les corresponda, generalmente en la espalda, debido a que comparten inervación nerviosa.
Cuando el hígado o el intestino tienen que digerir alimentos muy procesados y tóxicos, siempre dejarán algún residuo que se irá acumulando en el tiempo y provocando una mayor presión.
Los alimentos difíciles de digerir, los lácteos, el gluten, el maíz o la soja procesada, las salsas, las mantequillas o margarinas, las carnes rojas u/y procesadas, las grasas animales, los dulces elaborados con azúcares simples, las harinas refinadas contribuyen en gran medida al aplastamiento del disco intervertebral.
Cuando las vísceras se desintoxican, y no son sometidas a un exceso de trabajo, el problema se aliviará. Habrá que prestar especial atención a la dieta, que si es adecuada, posibilitará que los dolores no se reproduzcan de nuevo.
Es conveniente dejar descansar al organismo, por lo que en caso de problemas digestivos, lo más recomendable son los cereales integrales, fáciles de digerir y útiles para eliminar la sensación de hambre entre comidas, haciendo que el sistema digestivo pueda descansar durante horas sin que perdamos energía y que los niveles de glucosa en sangre se mantengan constantes, gracias a la liberación paulatina de los hidratos de carbono complejos que poseen estos alimentos.
Además, una acumulación de rigidez y contractura muscular puede deberse a una deshidratación ( también puede ser debida a un exceso de fibra que imposibilte la absorción de nutrientes por el organismo ) o una mala alimentación, rica en ácidos grasos saturados.
Los alimentos más adecuados en caso de hernias discales son las verduras, los cereales integrales, las frutas, los pescados, las algas marinas, las legumbres y las grasas “buenas” procedentes de los frutos secos o el aceite de oliva.
Todos estos alimentos ayudarán a desinflamar la zona afectada y posibilitarán su rápida regeneración, ya que carecen de toxinas y no inflaman los tejidos, además de ser fácilmente digeribles por el organismo.
Asímismo, un consumo excesivo de proteínas e insuficiente en hidratos de carbono provocará insuficiencia renal y descalcificación ósea, provocando a largo plazo, osteoporosis.
Una gran parte de los dolores de espalda tienen su origen en los problemas viscerales – aparte de las lumbalgias por exceso de sedentarismo- y sólo en pocas ocasiones son debidos a traumatismos o accidentes.
