Hoy en día, los cursos de pilates están por todas partes, pero, REALMENTE SABEMOS DISTINGUIR UN BUEN PROFESOR DE PILATES DE UNO MEDIOCRE?
Un buen profesor de pilates ha de tener una serie de requisitos básicos para poder ejercer correctamente las clases sin que haya riesgo de lesión. Las posiciones incorrectas y los movimientos inadecuados e incorrectos pueden agravar posibles patologías ya existentes o provocar lesiones nuevas.
- Formación especializada:
Es necesario que posean estudios cualificados en el área del movimiento, biomecánica, rehabilitación, fisioterapia, fisiología, anatomía, kinesiología, salud etc
Es importante conocer el centro donde han adquirido las certificaciones así como el número de horas dedicadas a la obtención del título, y la dureza de los test teóricos y prácticos exigidos para superar la docencia.
No es lo mismo ser tratado por un fisioterapeuta de carrera bien formado que posea varios títulos oficiales y reconocidos de pilates que por una persona que tiene estudios de otro ámbito y que se limita a copiar una serie de movimientos y posturas que ha visto en un video de Youtube, porque el dueño del gimnasio no quería contratar más personal y le propuso dar clases.
Un buen profesor de pilates ejecuta pues cada movimiento de manera rigurosa y clara, adecuando la respiración, el timing, las pautas de ejecución postural y una idónea estabilidad lumbo-pélvica, dotándo al alumno de seguridad y profesionalidad.
- Formación complementaria:
Al trabajar con los músculos del cuerpo humano, es necesario poder conocer el Rango Óptimo de Movimiento de cada músculo, y determinar la relación existente entre la tensión y la longitud de cada músculo.
Es primordial que todo buen instructor de pilates sepa detectar las compensaciones erróneas de la musculatura conociendo cómo se comporta el cuerpo humano en cada situación de manera funcional para que cada movimiento se realice adecuadamente en el momento preciso controlando la respiración.
Sin duda en este sentido KINETIC CONTROL es la formación más adecuada para entender la biomecánica de cada músculo en movimiento y poder detectar anatómicamente su localización, su recorrido y su función.
La técnica correcta de cada movimiento es esencial, y en pilates, más que la cantidad, lo que importa realmente es la calidad del movimiento y su control.
Un buen instructor de pilates es el que no se conforma con lo que ya sabe sino que está en constante actualización, reciclándo viejos conocimientos y poniéndose al día de los nuevos tratamientos terapéuticos relacionados con el movimiento.
- Tratamiento individualizado:
Las clases colectivas masificadas no permiten trabajar con precisión y exigencia. Cada cuerpo es distinto y necesita un tipo de entrenamiento específico. Nadie nace aprendido.
El objetivo del método es corregir malos hábitos posturales y controlar los músculos de manera eficiente. Si nos exigimos para poder seguir el ritmo del resto de la clase es obvio que ejecutaremos los movimientos con prisa y sin la coordinación adecuada.
El alumno debe poder estar concentrado en cada gesto, cada postura, en el control de su cuerpo, y debe poder ser corregido si lo hace mal por un instructor que se preocupe por su salud y no por la cantidad de alumnos que van a su clase.
Pilates no es una competición o una clase de fitness donde la gente acude a quemar calorías. Cada movimiento tiene una fase de inicio, desarrollo y conclusión, como una película. El instructor debe poder explicar cada fase y ordenar con eficiencia su práctica.
