El ciclismo es un deporte popular que no tiene un gran impacto a nivel articular en comparación con el baloncesto, el fútbol o el atletismo. La carga soportada es menor ya que no hay apoyos, saltos, choques ni impactos.
No obstante, la rodilla es la articulación que más sufre durante su práctica, debido a la repetición constante del pedaleo durante un entrenamiento o una competición.
La posición, dimensión, longitud, orientación del sillín, el cuadro, las zapatillas y los pedales es extremadamente importante para evitar la tendinitis, la lesión más habitual y recurrente del ciclista.

Los síntomas más frecuentes en una tendinitis rotuliana son la sensación de debilidad, de hinchazón, y de edema en la zona así como el dolor al subir o bajar escaleras y todo movimiento que suponga la flexión y extensión de la pierna. La inflamación se produce por una serie de microtraumatismos causados por una repetición sistemática de un mismo movimiento.

La rodilla está insertada por los isquiotibiales en la parte posterior del muslo y por los músculos del cuádriceps por la cara anterior. El recto anterior, el vasto interno, el vasto externo y el crural colaboran en la inserción de la rótula y la correcta alineación del tendón rotuliano.

Durante el pedaleo, el arco de movimiento de la rodilla varía entre 10-15 grados de flexión cuando el pedal se encuentra abajo y 110-115 grados de flexión cuando se encuentra arriba.
Durante el pedaleo, la flexión y extensión de la rodilla implica a su vez una rotación entre la tíbia y el fémur.

La rotación tibial se produce por los rotadores externos, (biceps femoral y la fascia lata) y los rotadores internos, los músculos de la pata de ganso.
La posición del pedal puede implicar que esta rotación no se realice en el ángulo correcto, si las zapatillas no están correctamente apoyadas, implicando alteraciones fisiológicas y tendinitis en los tendones rotadores de la rodilla.

Esto puede facilitarnos el diagnóstico si sufrimos dolor en la rodilla, dependiendo de la zona.
Generalmente, el dolor en la cara interna de la rodilla, en los tendones de los músculos de la pata de ganso se produce por la posición incorrecta de los pedales, ligeramente orientados hacia dentro, lo que provoca un movimiento rotatorio compensatorio externo tibial.
Cuando hay dolor en la cara externa, hay que revisar la posición del pedal, que suele estar orientado hacia fuera, provocando dolor en los tendones de los músculos biceps femoral y la fascia lata, por la compensación interna de los rotadores tibiales.

Además, si la posición del pedal está alterado y orientado hacia arriba o hacia abajo, a causa de un choque o una caída, se producirá un movimiento erróneo de la articulación subastragalina, situada debajo del tobillo. El funcionamiento incorrecto de esta articulación alterará a su vez y como en los supuestos anteriores la rotación entre la tibia y el fémur, generando dolor a su vez.

Asímismo, si el dolor está centralizado, en el centro de la rodilla, la causa suele ser la utilización de desarrollos demasiado grandes, o una debilidad muscular del cuádriceps, que no es capaz de absorber las fuerzas transmitidas, lo que supone una carga excesiva durante un tiempo prolongado para el tendón rotuliano y el cuádriceps. En este caso, el problema se localiza en la estructura muscular extensora de la rodilla, compuesta por el cuádriceps, el tendón cuadricipital y la propia rótula. Es importante en esta ocasión no alterar la postura del cuerpo, inclinándose hacia adelante, para no aumentar el grado de flexión de la rodilla y la carga soportada por la articulación rotuliana.

Otra causa frecuente de dolor en la rótula puede ser congénita, ya que la desviación en la posición de la rótula puede provocar igualmente tendinitis.

Así pues, las causas del dolor generadas en los tendones son debidas a una mala coordinación del cuádriceps por el exceso de tensión, el fortalecimiento del cuádriceps mediante ejercicios isométricos o la reducción de cargas son los procedimientos más comunes de prevención para tratar la lesión.