Cuántas veces hemos oído aquello de que como cada persona es diferente se mueve de forma diferente. Lamentablemente, esto es cierto pero no es lo ideal ni lo deseable. Hay formas de moverse “BIEN” y “MAL”
Todo el mundo debería ser capaz de moverse de la misma forma, de una misma manera, de la forma CORRECTA.
Ponte a observar un partido de fútbol y fíjate en los movimientos de los jugadores. Cada uno corre de una determinada manera. No hay ninguno que lo haga de forma similar al resto. Todos tienen un patrón individualizado de movimiento de carrera.
Un patrón de movimiento muscular correcto es aquel que permite una adecuada AMORTIGUACIÓN de la fuerza a la que está siendo sometido un músculo cuando efectúa cualquier movimiento.
Todos nuestros movimientos tienen un rango determinado de dirección, lugar y umbral en el que tiene lugar.
Si el movimiento no es correcto porque no se ajusta a la dirección, el lugar y el umbral idóneo, se trata de un movimiento incontrolado, y por tanto, ERRÓNEO.
Un movimiento muscular correcto debe estar ejecutado sin importar la posición ni la actividad en que esté implicado.
La estructura muscular debe ser capaz de trasladar las fuerzas de tal forma que suponga el mínimo IMPACTO posible para nuestro cuerpo. De esta forma, el movimiento no será lesivo.
Todos efectuamos MOVIMIENTOS INCONTROLADOS a lo largo de nuestras actividades diarias, en función de nuestros hábitos y nuestras posturas.
Si pedimos a un grupo de personas que realicen un mismo movimiento, cada cuál lo hará de forma distinta.
Nuestro CEREBRO es capaz de efectuar la misma acción de manera diferente, implicando a unos determinados músculos u a otros.
El sistema nervioso central controla las contracciones musculares requeridas en cada momento.
Es aquí cuando surge el PROBLEMA ya que la estructura muscular encargada de movernos en la dirección, lugar y umbral idóneo puede no hacerlo cómo sería deseable o simplemente estar inhibida y no activar cuando se requiere.
Pongamos de ejemplo el transverso abdominal, un músculo de gran importancia ya que se encarga de regular la movilidad intersegmentaria de la zona lumbo-pélvica.
El nivel de ACTIVACIÓN automático de este músculo es constante ya que está implicado en una gran cantidad de movimientos.
No obstante, las personas con dolor en la zona lumbar tienen un retraso en la activación del TRANSVERSO ABDOMINAL, lo que les provoca mayor dolor cuando efectúan movimientos sencillos como cambios de postura.
La esencia de KINETIC CONTROL es la búsqueda de la estabilidad a través de la valoración y el diagnóstico de la funcionalidad de los músculos.
Para poder medir la funcionalidad de una contracción muscular voluntaria, es necesario poder realizarla en actividades de baja carga, para comprobar el rango de activación.
En caso de un fallo en la valoración, se entrena al SNC de forma específica para enseñarle el patrón de movimiento correcto de forma completamente consciente.
De esta forma, SE CORRIGE el movimiento para que nuestro Sistema Nervioso Central sea capaz de realizarlo correctamente y suponga el mínimo estrés posible para las articulaciones, previniendo lesiones o rehabilitándolas.