A falta de pruebas de diagnóstico fiables para los trastornos músculo-esqueléticos, la clasificación basada en fallos de control del movimiento está ganando reconocimiento y aceptación (Comerford
y Mottram 2001a; Sahrmann 2002; Dankaerts et al 2006b; Mottram
y Comerford 2008).

Por ejemplo, la identificación de sub-categorías de fallos del movimiento enfocadas a clasificar y rehabilitar las dolencias de la columna lumbar se han aplicado con éxito y su fiabilidad ha quedado demostrada (Luomajoki et al 2007; Trudelle-Jackson et al 2008).

Comerford y Mottram (2001a, 2011) sostienen que la observación de los movimientos incontrolados en sí mismo no puede ser el factor más influyente en el dolor crónico y la disfunción. Se podría argumentar que algunas observaciones de rango excesivo o reducido de movimiento pueden ser sólo variaciones dentro de la normalidad de la población.

Las personas que no tienen ningún dolor y carecen de antecedentes pueden tener rangos de movimiento alterados que pueden ser considerados como excesivos o hiper-móviles. Es posible que este rango “excesivo” del movimiento sea controlado por mecanismos automáticos y cognitivos de control del movimiento y por la repetición de tareas posturales (Roussel et al 2009).

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La capacidad de reclutar cognitivamente estrategias de control del  movimiento apropiadas puede ser un buen indicador de si hay movimiento incontrolado o si ese patrón aberrante es meramente un mal hábito o la excepción dentro del rango de movimiento normal de la población. Por lo tanto, no sólo es importante la observación de movimiento anormal sino también es importante ser capaz de probar la capacidad de cada persona para controlarlo de forma consciente.

La identificación del movimiento incontrolado y la evaluación del control de movimiento es compleja. Estos patrones incluyen la evaluación de la rigidez relativa / relativa flexibilidad, la disfunción de control de movimiento, las alteraciones del sistema del movimiento y las deficiencias del “control motor”.

Por ejemplo el concepto de flexibilidad o rigidez relativa implican necesariamente una comparación, en este caso de un músculo/grupo muscular con otro/otros músculos. Según la relación de flexibilidad o rigidez relativas entre estos músculos la cantidad y calidad de movimiento será normal o no. Así podemos encontrarnos con diversas situaciones: músculos rígidos, flexibles, débiles, y en menor medida (aunque parezca sorprendente, dada la cantidad de limitaciones de movilidad que nos encontramos en la clínica) cortos.

 

Autor:

Dr Michal Hadala, Fisioterapeuta, Doctor por la Universidad de Valencia, Profesor Internacional de Kinetic Control®

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